El resignado, el ilusionado y la teoría de la creatividad

Escuchando a Ferrán Adriá hace unas semanas en un programa de TV le preguntaron qué era para él la creatividad. Automáticamente hice el ejercicio mental de pensar qué contestaría yo a esa pregunta. Pensé cosas complicadas, teóricas y, entonces, Adriá respondió: “la creatividad es buscarse la vida”.

Justo en este tiempo creo que esta definición es muy acertada. Muchas personas tienen que hacer un ejercicio de creatividad para poner rumbo a su vida profesional. A veces los peores momentos pueden convertirse en oportunidades y hay quién así lo ve y, por el contrario, quien se resigna o se viene abajo.

En relación a esto, también hace unas semanas, otro programa de TV trataba sobre personas que, habiendo estudiado una carrera universitaria, bien nunca habían podido ejercer de “lo suyo” por falta de oportunidades, bien lo hacían pero con unos sueldos “nimileuristas”. Entonces claramente se veían los dos tipos de perfiles de persona mencionados: el resignado y el ilusionado.

El resignado era el que decía cosas como: “he echado más de 300 cvs y no me llama nadie”, “sigo echando, no pierdo la esperanza”, “cinco años de carrera para acabar cobrando un sueldo mísero”. El ilusionado, sin embargo, aplicaba sin saberlo la “teoría de la creatividad” de Ferrán Adriá. Se estaba buscando la vida de otra forma, simplemente, estaba haciendo lo que le gusta. Arquitectos, ingenieros que, lejos de empecinarse en seguir buscando algo de “lo suyo”, se dedicaban a otras actividades que para ellos era una pasión. El caso que más me llamó la atención fue el de unos chicos (con carrera) apasionados del patinaje que habían montado clases en el parque del Retiro de Madrid. Comentaban que estaban buscando contratar algún monitor más por el volumen de alumnos que ya iban teniendo; incluso alguno de ellos no se planteaba volver a su profesión (la de la carrera). Había otros casos similares siempre con la misma base.

¿Cuál era la clave de su éxito? En mi opinión, capacidad de trabajo, gusto por lo que haces y, sobre todo, sus propias capacidades. Capacidades o cualidades inherentes a su persona que hacen que, se dediquen a lo que se dediquen en la vida, seguro acabarán teniendo éxito; de hecho ya lo tienen y, despojados de prejuicios sociales, hacen lo que les gusta.

Quizá consciente o inconscientemente se plantearon preguntas como estas: ¿Qué me apasiona?, ¿Qué capacidad de trabajo tengo?, ¿Soy una persona resultadista a corto o soy capaz de ir construyendo mi propio futuro pensando en el medio/largo plazo?, ¿Qué cualidades tengo y son útiles para lo que quiero hacer? Algunas de estas cualidades podrían ser: constancia, ilusión, optimismo, capacidad de relación y sensibilidad hacia otras personas.

Son tiempos difíciles pero a ellos la crisis les ha dado una oportunidad.

Raúl Arnaiz Placa. Director de RH y Voluntariado de PLAN ESPAÑA